La justicia argentina marcó un histórico precedente en materia de protección animal al reconocer los derechos de una orangutana de 33 años, llamada Sandra, declarándola «persona no humana».
Se trata de una larga lucha judicial que inició en 2014 la Asociación de Funcionarios y Abogados por los Derechos de los Animales (AFADA), agrupación que reclamó en tribunales que Sandra dejara de ser considerada «cosa» u «objeto».
Fue la jueza Elena Liberatori finalmente quien tras una ardua y exhaustiva labor emitió una sentencia en torno al caso de Sandra declarándola «sujeto de derecho» y no «objeto».
Hoy Sandra vive en el Ecoparque de Buenos Aires a la espera de ser prontamente trasladada al Centro de Grandes Simios de Florida, donde podrá vivir en condiciones de semi libertad.